sábado, 9 de julio de 2011

Pastoral: ¿Cómo va tu Crecimiento?


El crecimiento espiritual como en las demás áreas importantes de la vida requiere de algunas herramientas y sobre todo de la decisión expresa de involucrarse en el proceso, por lo que el texto de hoy es pertinente para proporcionarnos algunas.

Saludos y bendiciones

José Luis
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¿Cómo va tu crecimiento?

Efesios 4:10-16
“El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”


Este pasaje nos habla de un plan divino que persigue un determinado propósito. El que descendió de los cielos y que también ascendió, nuestro Señor Jesucristo, "constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, pastores y maestros." Todo esto con un fin: perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, o sea de la iglesia. Y el propósito final de Dios es que “todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.” Llegar a esta estatura espiritual debe ser la meta de todo cristiano.

Los factores genéticos que heredamos ejercen una gran influencia en nuestra estatura. Cualquiera que sea nuestra dieta y programas de ejercicios, el crecimiento físico se detiene en un punto determinado. Cuando se alcanza ese límite no podemos crecer más, por mucho que nos esforcemos. A esto se refirió Jesús cuando dijo: “¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?” (Mateo 6:27).

Sin embargo nuestro potencial para crecer espiritualmente no tiene límites. Nuestro crecimiento espiritual no depende de factores hereditarios sino de nuestra disposición para asimilar las provisiones de nuestro Padre celestial, y de nuestra actitud frente al pecado. El apóstol Pedro escribe en su primera carta, la fórmula para crecer espiritualmente: “Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor.” (1 Pedro 2:1-3).

¿Has visto a un recién nacido hambriento llorar por la leche materna? No se detiene hasta que sacia su hambre, ¿cierto? El apóstol Pedro usa esta ilustración para exhortarnos a desear ávidamente el alimento espiritual de la Palabra de Dios, a la cual llama “la leche espiritual no adulterada.” La lectura de la Biblia conjuntamente con la oración, debe ser nuestro alimento diario si deseamos crecer espiritualmente. Entonces dejaremos de ser “niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina” y estaremos firmes en la verdad que es Cristo Jesús.


ORACION:
Bendito Padre celestial, es mi deseo crecer espiritualmente hasta llegar a la estatura de tu Hijo Jesucristo. Por favor, pon en mi corazón un ávido deseo de estudiar tu palabra diariamente y pasar tiempo en oración contigo. Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.

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