sábado, 23 de julio de 2011

Artículos - Estudios: Actualización Pastoral: Esencia y Cuidado



ACTUALIZACIÓN PASTORAL:
ESENCIA Y CUIDADO

Primera Sesión,
Miércoles 22 en la mañana:


Introducción.
En una de mis clases en Quito, en el último nivel uno de mis alumnos más sobresalientes me confesó sus muchas dificultades para que su padre le diera permiso para estudiar en el SEMISUD.

La historia es más o menos así: “Pepe (nombre cambiado) era hijo de un hombre profesional de la ciudad de Quito, arquitecto. Sus tres primeros hijos habían estudiado carreras seculares en las universidades locales y ahora disfrutaban de un estilo de vida exitosa, financieramente hablando, pero su hijo menor –Pepe-, “sentía de Dios” estudiar en el seminario -quizás porque hacía tiempo que asistía a una iglesia local y estaba involucrado en el liderazgo local-. Sus padres apenas comenzaban a asistir con él. Cuando se presentó ante sus padres y confesó su vocación la reacción fue la siguiente: La madre se puso a llorar, el padre serio y preocupado lo encaró: “¡¿Vas a estudiar para ser qué?!” Pepe respondió, “quiero ser teólogo”. “¡Pamplinas! -dijo el padre-. ¿Por qué no estudias una carrera de verdad?, una que te sustente económicamente, una carrera con futuro que te permita tener una esposa e hijos, alimentarlos y educarlos. ¿Teólogo?, tonterías, al final terminarás siendo pastor”. Pepe cobró valor y respondió: “Bueno papá, puedo ser un teólogo-pastor”. El padre lo miró fijamente a los ojos y le dijo: “Pepe, yo soy arquitecto y construyo casas, tu hermano mayor es médico y cura gente, tu hermana es abogada y la otra arquitecta, ellas saben para que estudiaron y saben muy bien el propósito de su profesión, pero… dime… ¿Qué es un pastor? ¿Cuál es su oficio? ¿Para qué sirve? ¡Diablos! ¿Quién los necesita?”.

I. PRIMER BLOQUE: ESENCIA PASTORAL
Este es el primer bloque de dos, en el cual nos concentraremos en la “esencia pastoral”, específicamente respondiendo a una pregunta básica y fundamental: ¿Qué es un pastor?

Trabajo en Clases:
1. Escriba su propia definición de “pastor”.
2. Reunirse en grupos de ____ personas y contestar la pregunta, “¿Qué es un pastor?”. Escribir la respuesta.

A. ¿Qué es un Pastor? Definición de Términos.

1. Pastor.
El término proviene del vocablo hebreo Ra’ah, que significa: “Uno que cuida, alimenta y guía”. Se refiere a los pastores de ovejas de Israel. En griego la palabra pastor proviene de Poimen, y significa “Un apacentador, guiador de ovejas; uno que cuida, dirige, guía, atiende, alimenta y protege un rebaño. En castellano la palabra pastor proviene del español pastor, y significa, según la Real Academia de la Lengua Española: “Persona que guarda, guía y apacienta el ganado, especialmente el de las ovejas”.

Así entonces Ra´ha, Poimen y Pastor involucran tres palabras que describen la función del pastor: Cuidar, alimentar, guiar. Si tuviésemos que utilizar estas palabras para construir una definición que aclare el concepto de “pastor evangélico, o pastor cristiano”, ¿Cómo quedaría dicha definición? Dar la oportunidad para que dos o tres elaboren una definición.

Una buena definición del oficio Pastor Cristiano o Pastor Evangélico, en palabras del conocido escritor, profesor de teología y mentor de pastores Rogelio Nonini, sería: “Pastor cristiano, es una persona designada por Dios para cuidar, alimentar y guiar a los feligreses de una iglesia local, procurando hacer de sus seguidores y de él mismo discípulos de Cristo, personas que aporten a la construcción de una sociedad mejor”.

Ahora bien, el Nuevo Testamento usa la palabra para identificar al ministro o pastor de la iglesia, a cuyo cuidado y liderazgo se someten los creyentes voluntariamente (leer Efesios 4:11). El término se aplica metafóricamente a Cristo (Juan 10:11; Juan 10:14; Juan 10:16; Hebreos 13:20; 1 Pedro 2:25).

El término Ra´ah en el Antiguo Testamento poco a poco se comenzó a utilizar para referirse a Jehová como el “Pastor de Israel”. Son muchos los versículos que respaldan esto pero el más emblemático lo hallamos en Salmos 23:1, “Jehová es mi pastor, nada me faltará…” (Leer más).

Ahora bien, nuestro Señor Jesucristo se definió a sí mismo como “el buen pastor” (Juan 10:11; 14), ¿por qué eligió ponerse un título –en apariencia-, tan sencillo? Evidentemente el oficio de pastor conlleva la idea de servicio y liderazgo; es decir, el pastor de ovejas es uno que lidera, guía, conduce a sus ovejas por medio de los valles, pero también las cuida, las alimenta, las sirve. De ahí que el pastor cristiano es, o debería ser “un líder siervo”, al menos ese fue el ideal del Maestro. Para completar esta idea debemos estudiar (brevemente por falta de tiempo) dos términos más, ambos conectados con la palabra pastor.

2. Ministro.
La palabra proviene del vocablo griego leitourgos. Éste se compone de dos términos.

- Laos: Gente, pueblo.

- Ergon: Trabajo, servicio.

De aquí que leitourgos significa “trabajando para la gente”. Con el tiempo la palabra significó un servidor público, un ministro. De hecho en latín la palabra ministro viene de minus, que significa “menos, menor”, da la idea de “uno que sirve”.

3. Siervo.
La palabra viene primeramente del hebreo Ebed y del griego doulos. En hebreo significa “esclavo”, mientras que en griego habla de “uno que sirve a los demás”.

Los esclavos de la antigüedad, los ebed, eran personas sin derecho alguno, su único propósito en la vida era servir a sus amos. Cada cierto tiempo los ebed podían ser liberados por sus amos judíos, pero si estos se negaban a quedar en libertad podían pedir a sus amos que los dejaran como “esclavos voluntarios”, para esto los amos perforaban a sus ebed, con una lezna al rojo vivo atravesando su lóbulo derecho. Esto quedaba como una señal de que el ebed se había hecho esclavo por voluntad propia, rechazando la libertad que el patrón le había ofrecido.

En el Nuevo Testamento existía el término doulos, el cual se podía explicar con dos metáforas:

-      Doulos, “el que camina a través del polvo”.
-      Doulos, “el que rema hasta morir”.

Tanto ebed como doulos se pueden resumir perfectamente en la exhortación de Cristo a sus apóstoles respecto al liderazgo de servicio en Marcos 10:35-45.

B. Análisis de Juan 1:1-11 – Jesús Modelo Pastoral

A menudo se lee los requisitos que el apóstol Pablo exige a quienes desean pastorado o liderazgo en la iglesia, pero ¿cómo leer primero al discípulo sin antes leer al Maestro?

El “Discurso del buen Pastor” Juan 10:1-21 es considerado por los expertos como el capítulo emblemático, lectura indispensable para quienes ostentan el título de Pastor Cristiano, el modelo a seguir en el trabajo pastoral.

Antes de analizar los versículos planteados –brevemente por cierto-, debemos decir que este discurso debe ser leído desde 9:35-41, pues Jesús responde a los falsos pastores de Israel que guiaban al pueblo a la destrucción, refiriéndose directamente a los fariseos de la época, aunque también hoy existen fariseos liderando ovejas.

10:1, “De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador”.
El oficio de pastor de ovejas era muy antiguo en Israel, por lo que Cristo lo utiliza para referirse a sí mismo como “Jehová, el pastor hecho hombre entre los hombres”.
Había en ciertas ciudades y pueblos de Israel rediles comunes, lugares públicos donde los dueños de ovejas guardaban sus animales. Pagaban al Consejo de la Ciudad (algo así como Municipalidad) un impuesto y esto les daba derecho.
Estos rediles eran construidos en grandes extensiones de terreno, eran cercados por muros gruesos y altos y eran cuidados por guardias en diferentes puntos del redil. Pero existía un guardia principal quien cuidaba la única puerta.
Estos rediles, algunos inmensos a tal punto que los guardias eran insuficientes, eran frecuentemente visitados por ladrones, los cuales para robar ovejas buscaban algún punto débil del muro y lo saltaban o lo rompían para luego sustraer el ganado bovino, por lo general el robo era cometido durante la noche.
Jesús nos dice en este versículo que “existen los pastores ladrones”, quienes de algún modo pastorean ovejas, pero de mala manera.

10:2, “Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es”. 
El redil de la ciudad tenía una sola puerta. Por esa puerta entraban las ovejas y salían. En las noches los pastores llevaban sus rebaños o los de los dueños para quienes trabajaban y las guardaban en el redil comunitario. El guardia reconocía a los pastores que iban a guardar las ovejas de noche, pero ponía especial atención en la mañana cuando debía entregar las ovejas a los verdaderos pastores, pues había algunos que pretendían engañarlo disfrazándose de pastor verdadero. El guardia tenía órdenes específicas de los dueños: Sólo los verdaderos pastores, aquellos avalados por los patrones, los dueños, eran quienes tenían permiso de entrar al redil por la puerta, nadie más podía entrar.

10:3, “A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llaman por nombre, y las saca”.
Una vez que el guardia (portero) estaba seguro que el que se presentaba ante él era un verdadero pastor, le abría la puerta del redil y pasaba. Pero a veces se juntaban varios pastores al mismo tiempo. El guardia los hacía pasar a todos los cuales llamaban a sus ovejas con silbidos, sonidos onomatopéyicos e incluso pronunciando el nombre de las ovejas. Existen registros arqueológicos-históricos que aseguran que los pastores ponían nombre a sus ovejas y éstas reconocían sus nombres.

10:4, “Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz”.
Las ovejas reconocían la voz de su pastor en medio del redil y lo seguían, no se confundían, no se iban con otro pastor, porque ovejas y pastor tenían una relación especial. Una vez fuera seguían detrás del pastor, éste las llama, su voz se hace sentir en medio de la ciudad.

10,5: “Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen su voz de los extraños”.
En ocasiones el guardia era engañado y permitía pasar al redil a “falsos pastores”. Éstos incluso lograban sacar a las ovejas del redil (ya sea por la puerta o por aberturas en el muro), con artimañas/trucos/violencia, pero una vez afuera las ovejas se dispersaban, huían del falso pastor. Entonces el guardia sonaba la alarma para atrapar al ladrón.

10:6, “Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía”.
Exegéticamente Cristo se refería a los fariseos, a quienes considera falsos pastores, ladrones/salteadores, que guiaban a las ovejas –Israel-, a la condenación. Hermenéuticamente estos versos nos dicen que en la actualidad existen los verdaderos pastores y los falsos pastores, que así como el guardia del redil puede ser engañado, los falsos pastores también pueden engañar a los líderes de la iglesia, a los Supervisores/Obispos, también a la sociedad secular haciéndose pasar por hombres-mujeres de bien, cuando lo único que buscan es robar, matar y destruir (Juan 10:10).

10:7, “Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas”.
Jesús se refiere ahora a otro tipo de redil, a un redil campestre. Cuando los pastores llevaban a sus oveja al campo en tiempos de verano en ocasiones pasaban la noche fuera, a la intemperie, entonces era preciso construir un redil para que las ovejas no se extraviaran durante la noche o no se las robaran. La construcción consistía de ramas y leños secos, con algunas piedras. Se hacía un cerco con forma de circunferencia con una pequeña abertura que funcionaba como puerta. Las ovejas eran introducidas a este redil y el pastor se acostaba en la abertura haciendo de puerta. El pastor dormía en esa abertura y así se aseguraba que nadie pudiese entrar o salir.

10:8, “Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas”.
Se refiere Jesús a los cientos de falsos mesías que se habían levantado a lo largo de la historia judía. Se trataba de hombres egoístas y malvados que buscaban “liberar a Israel” del yugo de esclavitud a través de violencia, muerte, destrucción. Flavio Josefo, un gran historiador judío relata que para el tiempo de Jesús los judíos habían escuchado de al menos 100 mesías que prometían conducir a Israel hacia una vida mejor. Jesús entonces llama a esos supuestos mesías ladrones, falsos pastores.

10:9, “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos”.
Yo soy la puerta –dijo Jesús-, refiriéndose otra vez al redil de campo. Sabía Jesús que las ovejas deben ser cuidadas por un pastor, uno que fuera capaz de ofrecerles abrigo, protección, alimento, un lugar donde vivir en paz. Aquí Jesús utiliza un antiguo refrán judío para invitar a los oyentes a creer en Él. Los judíos decían que “si un hombre podía entrar y salir de una ciudad, y si podía encontrar en esa ciudad alimento sin trabas, problemas y dificultades, ese hombre había encontrado una buena ciudad donde vivir y planificar su futuro”. ¡Fantástico! Cristo dice a sus seguidores que Él es la puerta de una gran ciudad, de la Ciudad de Dios, Jesús es la puerta de acceso al Gran Redil Celestial donde la gente puede encontrar paz, felicidad, abundancia. Este versículo -10:9-, es una clara alusión al Salmo 23.

10:10, “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.
¿Quién es el ladrón aquí? Jesús no lo especifica, pero los expertos en exégesis aseguran que se refería a “todo aquello que se oponía a la felicidad planificada por Dios”. Este ladrón destruye a las ovejas, pero Jesús viene a ofrecer pastos suaves, una vida abundante.

10:11, “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas”. Este versículo es el clímax del relato, es el objetivo central de la lección, es aquí donde Jesús declara abiertamente a los oyentes su vocación pastoral y se adjudica el título de “buen pastor”. Dice además que el buen pastor su vida da por las ovejas, lo que hace pensar que Cristo estaba advirtiendo su muerte.

¿Cuáles son las Lecciones obtenidas de este Relato?

1. Ser pastor es un oficio que requiere vocación, es un trabajo no fácil, es un trabajo de servicio y liderazgo. Se lidera sirviendo, como un pastor de ovejas, el cual guía a su rebaño cuidándolas.

2. Existen dos tipos de pastores, los pastores verdaderos y los pastores falsos. A los falsos se los reconoce por su conducta inmoral –son ladrones, mentirosos, embusteros-, mientras que a los verdaderos se los identifica por su entrega incondicional hacia las ovejas al punto de dar su vida por ellas.

3. Jesús es el “buen pastor”, el modelo a seguir. Él ofrece vida abundante para sus seguidores, lo mismo debemos hacer nosotros, nuestros feligreses deben encontrar en nuestra pastoral abundancia de Palabra, cuidados amorosos y directrices sabias. Debemos ser una puerta que los introduzca a una vida nueva.

Leamos 1 Pedro 5:1-3, “1 Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: 2 Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; 3 no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey”.

Segunda Sesión,
Miércoles 22 en la tarde:

C. El oficio Pastoral en la Historia de la Iglesia.

Apóstoles, ancianos, obispos, presbíteros, diáconos, pastores, profetas, maestros, etc…. ¿Quién de todos estos era el designado para dirigir a la iglesia? ¿A quién dejó Cristo a cargo una vez Él no estuvo? (escuchar respuestas de los alumnos, iniciar diálogo).

La teología católica sostiene que fue Pedro el designado por Cristo para tamaña empresa, esto según la interpretación de Mateo 16:18, “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.

No obstante, estudios históricos independientes (protestantes), aseguran que Pedro nunca se consideró a sí mismo el líder principal de la naciente iglesia. Al parecer, los 12 apóstoles en su conjunto funcionaban como una especie de Consejo Primario; es decir, al principio velaban, supervisaban y decidían por la Iglesia, pero pronto cada uno de ellos se dedicó a evangelizar y hacer discípulos en diferentes lugares del Imperio Romano pues a eso fueron comisionados (Mateo 28:19-20). Por ejemplo, Pedro se dedicó a discipular a los judíos dispersos en Asia Menor; Juan se radicó en Éfeso y desde ahí cuidó y discipuló muchas de las iglesias de Pablo; Tomás, se cree trabajó en la India, mientras que Felipe misionó en China; el apóstol Santiago fue, según la tradición, a evangelizar España. Del resto de apóstoles poco se sabe, pero los registros indican que ninguno de ellos permaneció en Jerusalén como líder principal de la Obra.

Entonces, si los apóstoles andaban cada uno predicando en diferentes partes, ¿quién dirigió a la iglesia durante los primeros siglos? Los más espirituales dirán que fue el Espíritu Santo, y es cierto, pero ¿qué hombres, cargos o puestos fueron los designados por el Espíritu para esta tarea?

La postura católica es radical aquí: Fue Pedro el primer Papa, y él designó Obispos menores que supervisaran la Obra. A esto se le conoce como “Sucesión Papal”.

No obstante, los apóstoles estaban dedicados a cumplir la Gran Comisión repartidos por diferentes partes del Imperio, por lo que los denominados Ancianos comenzaron a asumir el rol de liderazgo, quienes “al parecer” fueron designados por los apóstoles como “líderes locales de las congregaciones”, nunca un Consejo Superior Universal, o sea, que dirigieran a la iglesia en su totalidad, siempre a nivel local y con autonomía los unos de las otros.

Ahora bien, el cargo de Anciano no es algo nuevo que fue inventado por los apóstoles. En Israel existía esta función la cual se remonta a Moisés cuando designó “jueces menores” –aconsejado por su suegro Jetro- (Éxodo 18), que lo ayudaran con su labor de dirigir a Israel. Entonces, la idea de los Ancianos dirigentes es algo que estaba impregnado en la mente de los apóstoles y seguramente lo aplicaron de forma natural -instintiva es la mejor palabra-, al gobierno de la Iglesia. Pero con una notable diferencia, los Ancianos no tenían total autoridad o mejor dicho, una autoridad piramidal sobre la iglesia, sino más bien los Apóstoles, los Ancianos y los discípulos en general “se sentaban a la mesa y discutían los asuntos y decidían en conjunto”, cada uno sin imponerse sobre el otro y ninguno considerándose mayor al otro. Quizás poniendo en práctica lo enseñado por el Maestro en Marcos 10:35-45.

La cuestión parece ser que una especie de democracia o consenso funcionaba como estilo de gobierno en las varias iglesias del primer siglo. Los apóstoles eran respetados y obedecidos, al igual los Ancianos, también los Diáconos, pero ninguno de ellos era considerado superior o líder máximo de una iglesia local, ni de un conjunto de iglesias locales, mucho menos de la iglesia en su totalidad. Un estudio más detallado se podría obtener de Hechos 15, donde se muestra el principio de consenso-democracia. Todas estas personas eran consideradas parte del cuerpo de Cristo, ninguno mayor o inferior al otro, por lo que la voz de un Apóstol era tan importante como la de un Anciano y así mismo como la de un discípulo cualquiera. Había por tanto en la Iglesia Primitiva un sentido de “congregación igualitaria”. El apóstol Pablo se destaca por escribir bastante sobre el tema utilizando para la iglesia la figura de cuerpo (ver Romanos 12:5, otros).

Entonces, si los apóstoles y ancianos fueron los primeros líderes eclesiásticos –no impositivos ni totalizantes-, ¿dónde pues aparece la figura del Pastor como cabeza principal de la iglesia local o iglesias locales de una zona? ¿Cuando en la historia eclesiástica se comienza a ver al Pastor como líder piramidal, vertical y de autoridad superior al resto de la congregación? (Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso”. El pasaje de Hebreos 13:17 -a primera vista-, nos indica que los pastores son dignos de obediencia, sujeción. El texto muestra un liderazgo piramidal, algo raro en el primer siglo, pero tiene explicación si leemos en versiones más “fieles” las cuales nos indican que la palabra pastor no aparece, sino “dirigentes” o incluso “ancianos”).

Bien, trataré de resumir la historia eclesial en pocas líneas: Ignacio de Antioquía, más tarde conocido como San Ignacio, fue un Padre Apostólico (en la Teología e Historia Eclesial Católica, nombre dado a los sucesores de los apóstoles por su cercanía cronológica a ellos y porque algunos fueron discípulos directos). San Ignacio tenía una gran obsesión con la figura de Cristo como Pastor.

Fue Ignacio quien en el Siglo I comenzó a elevar la figura de los pastores poco a poco sobre la de los Ancianos.

Los pastores como tal no eran líderes principales, sino, cristianos que habían sido favorecidos con el don pastoral cuya función era cuidar, alimentar y guiar a la feligresía, pero nunca liderarla como una cabeza principal. Ignacio cree que esto no está bien y comienza una campaña de “concientización” a favor de la figura pastoral.

Fue él quien dijo, y cito literalmente: “Los ancianos deben someterse al Pastor porque esa es la voluntad de Dios”. Por supuesto no todas las iglesias estuvieron de acuerdo, pero la influencia de Ignacio fue tal que poco a poco las congregaciones –no todas-, fueron desplazando la figura de los Ancianos a un segundo plano y priorizando la del Pastor.

Con el correr del tiempo otros líderes-teólogos tomaron la idea de Ignacio y la popularizaron llegando incluso a crear escalafones pastorales, aunque con otros nombres como Obispos.

Ya para el Siglo II los Obispos (pastores) locales eran los líderes principales de sus iglesias, los cuales obedecían a Obispos de Ciudades y Zonales.

A mediados del Siglo III y en especial a principios del IV, habían en el Imperio cuatro Obispos que competían entre sí por el control de la totalidad de las iglesias: El Obispo de Antioquía, El Obispo de Alejandría, El Obispo de Jerusalén y el Obispo de Roma.

Atanasio, Obispo y teólogo, luchó porque el Obispo de Roma fuera considerado el principal y mayor de los cuatro. Convenció a Constantino, el emperador romano para que favoreciera al Obispo de Roma, convirtiéndolo en el Pontífice Mayor, el Obispo por Excelencia, el Supremo de sus tres hermanos obispos, el Pastor de los pastores. Esto por supuesto fue una estrategia política para consolidar y concentrar el poder político y religioso en Roma. Constantino fue un gran estratega.

En resumen, los pastores de la iglesia del Siglo I no fueron líderes cabeza de las congregaciones, sino, ejercían su don como una función más e igual dentro del Cuerpo de Cristo. A finales del siglo primero y a principios del segundo Ignacio de Antioquía comenzó a enseñar que los laicos con el don pastoral debían ser considerados con mayor autoridad que los Ancianos. Para el Siglo III esta idea era muy aceptada en las iglesias del imperio, aunque no en todas. Para principios del cuarto siglo el Obispo de Roma se coronó como el máximo representante de la Iglesia Occidental, comenzando así una tradición de liderazgo episcopal (piramidal) que se mantiene hasta la fecha en la Iglesia Católica Apostólica y Romana, pero también en iglesias protestantes-evangélicas con un gobierno episcopal y/ó centralizado.

¿Cuáles son los tipos de gobierno eclesiástico más conocidos? Al menos tres:

-      Gobierno Congregacional: Es aquel que pone la autoridad en la congregación local, y los asuntos importantes son decididos por las congregaciones sin considerar la autoridad de otras iglesias u oficiales. Esta forma de gobierno se ve en las iglesias congregacionales, las iglesias de los discípulos y en las iglesias bautistas. Aunque las iglesias locales pueden estar sometidas en algún grado a cuerpos mayores, comités u oficiales, el concepto de una iglesia congregacional es que la iglesia local determina sus propios asuntos, elige y ordena sus ministros y dirige el uso de sus ingresos. El Pastor aquí es “un miembro más”, con el mismo nivel de autoridad y voto que cualquier miembro de la congregación.

-      Gobierno Presbiteriano: Reconoce la autoridad de representantes debidamente designados por las iglesias locales, normalmente agrupadas geográficamente, como es el caso de las iglesias reformadas y presbiterianas. Los representantes de un grupo de iglesias locales (presbiterio) a veces quedan bajo la jurisdicción de un cuerpo mayor o sínodo, el que a su vez puede quedar bajo la autoridad de un cuerpo mayor denominado asamblea general. Aunque varían las reglas y la extensión del poder, la idea es que la autoridad constituida de la iglesia la ejercen representantes debidamente elegidos. Estos representantes son llamados a menudo: Consejo de Ancianos, Presbíteros, Junta de Regentes, etc. Los pastores en este tipo de gobierno pueden ser o no parte del Consejo de Ancianos, con autoridad para votar o no, pero nunca como superior al mismo Consejo.

-      Gobierno Episcopal: La forma episcopal de gobierno reconoce un obispo, o dirigente eclesiástico, como quiera que se le denomine, que, en virtud de su oficio, tiene poder de dirigir la iglesia local. Esto ha dado origen a la compleja organización de la Iglesia Católica Romana, o a los sistemas más sencillos de la Iglesia Episcopal y de la Iglesia Metodista, en las que se designan obispos para supervisar las actividades de las iglesias en una determinada área. Los pastores aquí son considerados la autoridad máxima de la iglesia local.

En cierta medida se ven las tres formas de gobierno en la iglesia primitiva. Algunas de las iglesias primitivas reconocen que los apóstoles tienen la autoridad primaria (gobierno episcopal). Sin embargo, esto parece haber acabado junto con la primera generación de cristianos. En el concilio de Jerusalén se ilustra el gobierno representativo (ó presbiteriano). En Hechos 15, donde los apóstoles y ancianos reunidos fueron considerados como una autoridad en cuestiones doctrinales surgidas en las iglesias. Sin embargo, estrictamente hablando, ellos no habían sido elegidos ni eran representantes de la iglesia en el sentido moderno. A medida que las iglesias maduraron y ya no necesitaron la supervisión apostólica, parece que el gobierno fue pasando a las iglesias locales mismas (gobierno congregacional). Esta parece ser la situación en el caso de las siete iglesias de Asia mencionadas en Apocalipsis 2- 3, las cuales no estaban sujetas a autoridad humana aunque permanecían bajo la autoridad de Cristo mismo. Es dudoso si las Escrituras autorizan un gobierno extenso complejo como el que a veces se ve en la iglesia moderna (líder total, totalitario, piramidal), y parecería necesario volver a la sencillez bíblica.

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Tercera Sesión,
Jueves 23 en la mañana:


II. SEGUNDO BLOQUE: CUIDADO PASTORAL
Este es el segundo bloque de estudio, nos concentraremos en un tema importantísimo, “el cuidado pastoral”. Muchos pastores en el mundo, y sobre todo desde mediados del siglo XX en adelante, han muerto por motivos de cansancio, stress, problemas a su corazón, etc.

Ya dejamos claro que la palabra pastor tiene como significado “uno que cuida, alimenta y guía”. Por lo general los pastores invierten mucho tiempo cuidando a los feligreses de sus congregaciones, pero… ¿Quién los cuida a ellos?

Reportes de varias organizaciones cristianas que velan por la salud física y emocional de los pastores indican que muchos, por no decir la mayoría sufren en menor o mayor medida de cansancio, stress, agotamiento y falta de interés en su cuidado personal. ¿El resultado? Miles de pastores viviendo una vida “a medias”, sin goce ni felicidad, sumidos en la tristeza y en una silenciosa depresión que los consume por dentro. ¿Qué clase de iglesias podrán ser pastoreadas con líderes así?


A. La Tiranía de lo Urgente v/s Lo Importante de la Vida

¿Cuántas veces hemos deseado que nuestro día tenga 25, 30 y hasta 35 horas? Seguramente todo ese tiempo extra nos ayudaría a terminar todas esas tareas inconclusas: Cartas sin terminar, casillas de correo electrónico sin revisar, amigos que no visitamos, libros que  no terminamos de leer, papeles sin archivar sobre nuestros escritorios, lecturas bíblicas y oraciones a medias, promesas que no cumplimos, entre otras. A esto se suman los inconvenientes, las interrupciones y las irritaciones diarias.

¿Con este ritmo quién puede soportar? La mayoría de nosotros termina el día agotados y con una sensación de frustración que no podemos explicar. Esto me recuerda lo que Charles Hummel escribió: “Su mayor peligro es dejar que las cosas urgentes ocupen el lugar de lo importante".

Ejercicio Práctico Sugerido: Preguntar a los oyentes si han experimentado en sus vidas la sensación de lo urgente. La idea es abrir el diálogo para que los asistentes abran su corazón a la Palabra de Dios.

El trabajo de una madre nunca termina, así como el de un estudiante, el de un profesional o el de un ministro. Es así como nos encontramos trabajando más y gozando de esto cada vez menos. Entonces, ¿qué ocurre con la promesa hecha por Cristo, Yo he venido para que tengan vida en abundancia? (Juan 10:10). ¿Es posible disfrutar la vida a pesar de las múltiples ocupaciones diarias? La respuesta es un contundente ¡Sí!

El problema radica no en una cuestión de tiempo, sino de prioridades. Llenamos nuestras agendas de compromisos, citas de trabajo, visitas, tareas y actividades que terminan agobiándonos aún antes de comenzar a trabajar en ellas. Pareciera que nos gusta este estilo de vida, y lo que es peor,  ya estamos acostumbrados a él.

Vivimos en una constante tensión entre lo urgente y lo importante. El problema es que lo importante muchas veces es marginado a un tercer plano: Horas extras de oración y estudio bíblico, una visita a ese amigo inconverso, el estudio minucioso de un relevante libro, todos estos proyectos “importantes” pueden esperar. Pero lo “urgente” llama a una acción rápida. Interminables presiones demandan tiempo a cada hora y cada día. ¡Somos esclavos de la tiranía de lo urgente!

El Ejemplo de Jesús
Ejercicio Práctico Sugerido: Pregunte a los asistentes de qué manera Cristo es ejemplo de una vida balanceada entre lo urgente y lo importante. Escuche las respuestas y/ó comentarios. La idea es entablar un diálogo con los asistentes.

“Somos esclavos de la tiranía de lo urgente”. ¿Qué hacer? Jesucristo antes de morir, exclamó: "He terminado la obra que me diste que hiciera" (Leer Juan 17:4). ¿Cómo pudo Jesús usar la frase he terminado? Sus tres años de ministerio parecen muy cortos. Tenía tantas cosas que hacer y sin embargo en la última noche, con tantas tareas sin realizar y tantas necesidades urgentes (enfermos por sanar, prostitutas por dignificar, hambrientos por alimentar, ciegos por iluminar, ¡la humanidad entera por salvar!), el Señor tuvo paz; Él sabía que había concluido la obra de Dios.

En Jesucristo encontramos el equilibrio perfecto entre lo urgente y lo importante. Él tenía tiempo para la gente. Podía pasar horas hablando con una persona, como con la mujer samaritana (Leer Juan 4:4-29). Su vida muestra un maravilloso balance, un sentido del tiempo impresionante. Cuando sus hermanos querían que fuera a Judea, Él replicó: "Mi tiempo aún no ha llegado" (Leer Juan 7:1-6). Jesús nunca arruinó su día por el apresuramiento.

Ejercicio Práctico Sugerido: Pregunte a los asistentes, ¿Algunos de ustedes ha arruinado un día perfecto por estar apresurado? Escuchar respuestas y comenzar el diálogo.

La muerte de Lázaro ilustra este principio. ¿Qué podría ser más importante que el llamado de María y Marta, amigas de Jesús? "Señor, he aquí el que amas está enfermo" (Leer Juan 11:3). Juan registra la respuesta del Señor; paradójicas palabras: "Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba" (v. 5-6). ¿Cuál era la necesidad urgente? Obviamente prevenir la muerte de su amado amigo. Pero lo importante para Dios desde su punto de vista, era resucitar a Lázaro. Para ello, Lázaro debía morir.

Lo que Realmente Importa en la Vida

Jesucristo nos enseña a no ser esclavos de lo urgente (aunque esto no significa que se deban desatender las necesidades emergentes) y sí dar prioridad a lo importante. Pero, ¿qué es lo importante en la vida? Cada uno de nosotros tenemos cosas importantes que atender: Una madre a quien querer, un padre que respetar, un hijo con quien pasar más tiempo, una carrera que terminar, una familia que cuidar, una casa por construir, un trabajo que atender, etc. Sin embargo, el objetivo de esta reflexión es motivarnos a invertir más y mejor tiempo en aquellas cosas que realmente son importantes para nuestra existencia.

Ejercicio Práctico Sugerido: Preguntar a los asistentes cuáles son aquellas cosas importantes en sus vidas, y cuáles aquellas cosas urgentes. El líder-expositor debiera ser el primero en decir lo importante y urgente en su vida. Ejemplo: Una cosa importante para mí (Gabriel Gil) es la relación con mi familia; una cosa urgente es pagar el impuesto predial de la dueña de mi casa (esto último me ha tenido preocupado más de la cuenta y eso no está bien pues resta prioridad a lo importante).

Es curioso leer en Marcos 3:14 cuando Jesús convocó a sus doce apóstoles con una primera consigna (leer el pasaje): “Y estableció a doce, para que estuviesen con Él y para enviarlos a predicar”. Notemos el orden de prioridades que Jesús establece para con sus apóstoles: Primero, estar con Él; es decir, pasar tiempo con Jesús. Segundo, predicar; es decir, trabajar para el Reino. A veces “trabajamos tanto en la obra del Señor que descuidamos al Señor de la obra”.

Lo notable de este versículo (Marcos 3:14) es que a Jesucristo no le interesaba tanto lo que sus discípulos pudieran hacer con sus investiduras apostólicas, sino, lo que Dios pudiera hacer en ellos a través de una relación personal e íntima con Él. Sin embargo, para gozar de una intimidad con Dios es necesario ponerlo como prioridad en nuestras vidas. Saber esperar en Dios, pedir ayuda a Dios y hablar con Dios, serán disciplinas imprescindibles para quienes desean escapar de la tiranía de lo urgente. Recordemos que “Dios no tiene hijos favoritos, pero sí íntimos”.

La Clave del Éxito sobre la Tiranía de lo Urgente
Ejercicio Práctico Sugerido: Pregunte a los asistentes, ¿Cómo triunfó Jesús sobre la tiranía de lo urgente? Escuche las respuestas del grupo.
Así es como Jesús triunfó. Él no terminó todas las tareas urgentes en Palestina o todas las cosas que le hubiera gustado hacer, pero sí terminó la tarea que Dios le dio para que hiciera. La única alternativa contra la frustración es la seguridad de estar haciendo lo que Dios quiere que hagamos y no lo que la agenda de este mundo demanda. Pero para conocer la perfecta voluntad de Dios en nuestras vidas es necesario pasar más tiempo con Él, y esto no es una tarea urgente, sino, una prioridad, una tarea importante que tú y yo debemos atender.

Conclusión:

Hay un versículo en la Biblia que resume y concluye el tema estudiado aquí, nos referimos a Juan 17:4,  “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese”.

No hay peor cosa que una vida desordenada, una vida sin rumbo cual hoja arrastrada por el viento. Dios nos creó con excelencia y pide de nosotros una vida de excelencia. No somos el producto de un accidente o un experimento fallido, ¡No!, somos la clara intención de Dios de mostrarse al mundo como un ser amoroso y compasivo, a través de nosotros, Imagen y Semejanza suya (imago dei). Por tanto, Él quiere que nuestra vida sea una obra de arte, una pieza de ingeniería magistral, una sinfonía de melodía exquisita, un espejo que lo refleje a Él; sin embargo, a menudo nos encontramos con personas que han malgastado sus vidas. ¿Cómo la han malgastado? enfocándose en todo, menos en lo importante. Miguel Ángel Cornejo afirma que existen dos tipos de personas: “los que invierten toda su vida en ser mejores cada día, y quienes invierten toda su vida en desperdiciarla”.

Ejercicio Práctico Sugerido: Preguntar en base a la afirmación de Cornejo, ¿Qué tipo de persona eres tú? Escuchar respuestas y/ó comentarios. El líder-expositor debe ser sensible para escuchar el corazón del asistente y no sólo las palabras de éste.

Cristo acabó la obra encomendada por Dios en apenas tres años. Seguramente hay tareas que tú aún no acabas, ¿por qué?

Las tareas inconclusas producen un sentimiento llamado frustración. La frustración nos frena, nos debilita, nos impide avanzar a un siguiente nivel de felicidad, impide la plenitud en nuestras vidas. Las tareas inconclusas cansan, atormentan, nos atan al pasado y no nos dejan avanzar.

Cuando acabamos las tareas importantes hacemos de nosotros personas importantes, humanos más completos, más íntegros. Y esto repercute en que Dios será glorificado a través de una vida ordenada: “Yo te he glorificado en la tierra”. ¿Por qué? Porque cuando nos focalizamos en lo importante y no en lo urgente, entonces nos parecemos a Dios y la imagen de Él se refleja en nosotros.


B. ¡Vivir Apurado!, El Mal del Siglo XXI

Introducción.
Hace algunos días mientras conducía por una de las vías del Gran Santiago, me detuve frente a un semáforo en rojo, de pronto apareció la luz verde y no pasaron ni tres segundos cuando el chofer de atrás hacía sonar su claxon, ¡ni siquiera han pasado tres segundos! – exclamé.

El deseo de obtener las cosas lo más rápido posible y sin ningún esfuerzo es una de las principales características de nuestra sociedad moderna. La gente quiere que las cosas sucedan ¡ya! Y no están dispuestas a “perder ni un minuto en esperarlas”. ¿Qué nos está ocurriendo? ¿por qué vivimos a las carreras? ¿dónde quedaron aquellos días cuando éramos más tolerantes y pacientes? ¡La tendencia del círculo light[1] nos ha atrapado!

La mayoría de los líderes cristianos –y esto incluye a los ministros-, llevan un ritmo de vida completamente acelerado. Los compromisos en la iglesia son a menudo estresantes; los asuntos familiares por otro lado son algo que requieren de nuestra atención y las cuestiones personales demandan energía y preocupación. Con este ritmo de vida ¿quién podrá soportar?

Pero la pregunta clave aquí es ¿Qué debemos hacer para gozar de mayor salud espiritual y disfrutar la vida a plenitud? La respuesta es sencilla y fácil de aprender, aunque difícil de practicar: DEBES DEJAR DE VIVIR ACELERADAMENTE.  Esto podríamos traducirlo de la siguiente manera: “Es necesario establecer el ritmo adecuado para un ministerio fructífero”.

Texto de Estudio, Marcos 6:31

“Jesús les dijo: - Vengan, vamos nosotros solos a descansar un poco en un lugar tranquilo. Porque iba y venía tanta gente, que ellos ni siquiera tenían tiempo para comer”.

  • Lamentablemente, en nuestros días el mayor enemigo de la vida espiritual es vivir apurado. El apuro acaba por destruir el alma. Carl Jung dijo: “Vivir de prisa no proviene del enemigo; vivir de prisa es el enemigo”.

  • Para la mayoría de los cristianos, el mayor peligro no es renunciar a nuestra fe, sino distraernos, apresurarnos y preocuparnos tanto que, al final, viviremos una versión mediocre de la fe. Esto dará como consecuencia que a penas nos quedará tiempo para picotear de la vida, en lugar de vivirla plenamente (Juan 10:10).

  • Una de las mayores ilusiones de nuestra época es que tendremos más tiempo si nos apresuramos más.

  • La revista Times reportó que en los años sesenta, varios expertos informaron al Senado de los EE.UU. que debido a los avances tecnológicos, dentro de veinte años las personas tendrían que reducir drásticamente las horas que trabajaban por semana. Si no lo hacían tendrían que jubilarse antes de la edad establecida por la ley. El gran desafío a fines del siglo veinte, según estos expertos, iba a ser descubrir qué hacer con todo el tiempo libre que las personas tendrían. Cuarenta años más tarde muchos de nosotros diríamos que nuestro principal desafío es ¡cómo obtener tiempo libre! Como resultado compramos cualquier producto que prometa ayudarnos a apurar la marcha.

  • Algunos ejemplos de esta búsqueda incesante de tiempo son: El shampoo de mayor venta en los EE.UU. llegó a ese puesto porque fue uno de los primeros en combinar shampoo y acondicionador en una sola botella; La pizzería Domino se hizo famosa porque prometía realizar sus entregas en treinta minutos o menos (“No vendemos pizzas – señaló su gerente ejecutivo - , vendemos el tiempo de entrega”); la multinacional McDonald se hizo famosa no porque sus comidas fueran sabrosas o baratas, sino por la rapidez en su atención al cliente, de hecho fueron los primeros en implementar el servicio de comida en los carros (la gente ya no come en las mesas, ¡ahora lo hace sobre ruedas!)

  • Robert Banks, un famoso autor que escribe acerca de liderazgo para empresarios, señala que si bien nuestra sociedad es rica en posesiones, somos extremadamente pobres en tiempo. Nunca antes en la historia de la humanidad ha habido una sociedad tan rica en lo material y tan menesterosa en cuestiones de tiempo.

  • Este fenómeno o patología de la sociedad es llamado por los expertos “aceleración enfermiza”. Una enfermedad social antigua que tiende a deshumanizar a las personas y explotar al hombre al punto de la locura.

  • Jesús era consciente de este problema y a menudo se apartaba de las muchedumbres y las actividades. Le enseñó esto a sus discípulos a quienes decía: “Vamos a descansar en un lugar tranquilo” (Marcos 6:31).

  • Si usted desea seguir a alguien, no puede ir más rápido que la persona que lo está guiando; NO SE PUEDE SEGUIR A JESÚS A LAS CORRIDAS.

  • Jesús muchas veces estuvo ocupado pero nunca apresurado. Estar ocupado es una condición externa; estar apresurado es una enfermedad del alma. Jesús arrancó de raíz cualquier indicio de una vida acelerada.

  • A pesar de quejarnos de la vida acelerada, sin embargo, hay una parte de nosotros que se siente atraída hacia este estilo de vida. Nos hace sentir importantes y mantiene fluyendo la adrenalina. Alguien me dijo una vez: “Mientras tenga reuniones a las cuales asistir y ocasiones para activar, puedo mostrar que soy una persona importante”.

  • Vivir apresurado, entonces, no se refiere a una agenda desordenada; vivir apresurado proclama la existencia de un corazón desordenado.

Consejos Prácticos para Desacelerar nuestra Vida

No tenemos porque vivir aceleradamente, podemos disminuir el ritmo de nuestras vidas. Sin embargo, no pasará si no lo intentamos, tampoco ocurrirá instantáneamente. Debemos tener una férrea disciplina.

1. Vivir en el Carril Lento. Busque intencionalmente ocasiones que lo lleven a esperar más de lo que acostumbra.
Algunos ejemplos: Cuando conduzca por la autopista hágalo por el carril lento; Cuando maneje no rebase a los automóviles que van frente suyo; Realice un “ayuno de bocina” (no utilice su bocina innecesariamente); Coma despacio, mastique los alimentos por lo menos diez veces antes de ingerirlos, además, dedique una hora para almorzar; En el supermercado observe cual es la caja registradora que tiene más fila de personas y ubíquese ahí; Vuelva a leer un libro, pero esta vez piense en lo que está leyendo; Lo más importante, dedique una hora diaria para estar con Dios.

2. La Disciplina de la Soledad. La disciplina de la soledad es un remedio tradicional para sanar la enfermedad del apuro. Jesús tenía por costumbre retirarse a lugares solitarios.
El cristiano debe tener un equilibrio entre participación y separación. Un tiempo para aislarse es una disciplina fundamental.
Pero, ¿por qué es tan importante? Porque aislarse es la única práctica que nos permite librarnos de las fuerzas de la soledad que, de otra forma, no cesarían en sus intentos de moldearnos.
La disciplina de la soledad es “la caldera de la transformación”.

3. La Oración Liberadora. La oración es una herramienta comprobadamente eficaz contra el estrés, la ansiedad y el activismo. La persona que ora constantemente es una persona que siente el poder liberador de Dios obrando en su vida.
Hoy en día existen muchos centros de oración (lugares para retiros espirituales), por lo que no se hace difícil encontrar el espacio físico para dedicarse a orar algunos días al mes, o al año. ¡Lo difícil es encontrar un espacio disponible en nuestras agendas!
Uno de los obstáculos más grandes que cristiano deberá enfrentar es que sentirá qué el estar retirado por un período prolongado es una pérdida de tiempo. Estamos muy condicionados a sentir que nuestra existencia se justifica solo cuando estamos haciendo algo.

4. Disminuir la Velocidad. Hace algún tiempo un periódico en Tacoma, Washington, publicó la historia de un perro llamado Tatú. Este animal corrió a 50 kilómetros por hora por más de una hora cuando su correa se atascó en la puerta trasera del carro de su amo. El carro sólo se detuvo cuando un oficial de policía advirtió al conductor que el desdichado perrito se arrastraba detrás del automóvil jalado por la correa.
Muchos cristianos terminan viviendo como Tatú: su vida es una interminable sucesión de días en los que son arrastrados por algo más fuerte que ellos.

Conclusión:
Es tiempo de aprender otro estilo de vida. Para lograr esto debemos hacerle la guerra, sin piedad, al hábito de vivir apurado.

Preguntas para Discusión en Grupo.

  1. ¿Qué elementos o circunstancias en el sistema secular provocan que las personas de nuestra sociedad vivan apresuradas? Mencione algunos/as. ¿Cuál es el consejo bíblico al respecto en Romanos 12:2? Explique.

  1. ¿Qué prácticas como ministros cristianos deberíamos realizar para desacelerar nuestro ritmo de vida, además de las mencionadas en el estudio? Mencione algunas.

  1. Busque versículos bíblicos que hablen de vivir una vida tranquila, en paz, armonía y sin prisa. Escríbalos.


Cuarta Sesión,
Jueves 23 en la tarde:

C. Combate la Ansiedad

Definición: El concepto de ansiedad tiene su origen en el término latino anxietas. Se trata de un estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo.

Una historia común del hombre posmoderno: “Yo lucho con la ansiedad: un miedo que se arrastra a través de mi mente en todo momento. La preocupación por un miembro de la familia, una situación personal, una fecha límite, una casa desordenada, un amigo enfermo… La apaciguo encontrando más cosas que limpiar y añadiendo más actividades por hacer a mi lista. Y cuando me doy la vuelta hacia Dios y la enfrento con los dientes apretados preguntándole: “¿Por qué yo Dios, por qué?”, le pido que arregle estas cosas: que cure al amigo, cambie la vida de un miembro de la familia, me envíe una solución, me dé un trabajo.

Sin embargo, cuando me detengo y tomo un profundo respiro y me preparo a escuchar —a realmente escuchar— a algo más que no sea mi preocupación, la situación cambia. Saco mi Biblia, y mientras lo hago, oro a Dios para que suavice mi corazón y me permita escucharlo. Finalmente, escucho la voz de Dios hablándome suavemente y sus brazos envolviéndome. En Eclesiastés 3, Dios me recuerda que debo bajar el ritmo y desatar mis manos de todos mis problemas. “Hay un tiempo para todo”, dice Dios. Asiento, relajo mis hombros, porque no es mi tiempo el que importa. Dios desplegará la belleza de todo en su momento, no en el mío. Le presento mis problemas y le permito que se ocupe de ellos cuando el tiempo sea correcto.

Luego, tomo mi lista de cosas por hacer y realizo lo que puedo; el resto puede esperar. Tomo el teléfono, le pregunto a mi amigo cómo se siente y le hago saber que estoy orando por él. Invito a mi pariente a tomar el té y conversamos. Hago lo que puedo, permitiéndole a Dios que se ocupe de la mayor parte, descargándome de mi preocupación. Yo solo puedo hacer eso, el resto está en manos de Dios y en su tiempo”.

Combatir la Ansiedad — Encontrando Consuelo en los Brazos ás feroces enemigos. Frente al estrés, el organismo humano reacciona tanto en el aspecto biológico como en el psicológico.
de Dios
Combatir la ansiedad nos libera del peso del estrés. El estrés se define como un estado de fatiga física y psicológica del individuo, provocado por exceso de trabajo, desórdenes emocionales o cuadros de ansiedad. Aunque en ocasiones constituye el motor de nuestras vidas, es ante todo uno de nuestros m

Proverbios 12:25 nos explica que la ansiedad es una carga para la persona. Sin embargo, el mismo versículo añade que “una palabra amable lo alegra (a la persona ansiosa)”. ¿Qué palabras amables nos presenta la Biblia para la persona preocupada?

De acuerdo a la Biblia, Dios puede manejar tu estrés, incluso cuando tú no puedes. Sin embargo, como la Biblia lo establece, primero debes mostrarte humilde antes que Dios pueda tomar completamente tu carga. 1 Pedro 5:6-7 dice: “Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes”. Dios desea alejarte de todo peligro, pero primero debes humillarte, dejando de lado todo el orgullo que te dice que tú puedes arreglar todo problema en tu vida. La humildad permite que Dios entre en tu vida y se haga cargo. Por lo tanto, entrégale el control y tus preocupaciones al Soberano Dios.

Combatir la ansiedad no solo requiere que te humilles, también debes comunicarte con Dios, expresándole tus problemas. La Biblia dice: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias” (Filipenses 4:6). Ora a Dios. Exprésale tus preocupaciones. Dios está para escuchar.

Una vez que Dios haya tomado tu ansiedad, ¿qué tiene para ofrecerte? Filipenses 4:7, luego de haberte recomendado oración en tus tiempos de ansiedad, explica que: “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”. Dios te dará paz. Él tomará tu ansiedad y llenará tu corazón y mente de tranquilidad. Aunque tú no puedas entender su poder, presenta tus problemas a Dios. Te sentirás asombrado de la paz que él puede darte (“Deja tus preocupaciones en manos del Señor, y Él cuidará de ti” –Salmos 55:22).

Combate la Ansiedad — Respuesta al Estrés
Combatir la ansiedad comienza por comprender la respuesta del cuerpo al estrés. El cuerpo atraviesa tres etapas del estrés. Éstas son:

1ª Pelear o Volar: durante esta etapa, el cuerpo percibe el peligro que le amenaza. Una marea de energía inunda el cuerpo, permitiendo que la persona se enfrente a la amenaza o huya del peligro. A esto se lo conoce como “mecanismo de supervivencia”.

2ª Resistencia: Esta etapa ocurre cuando el peligro subsiste más allá de la etapa de pelear o volar. El cuerpo segrega varias hormonas con el fin de movilizar el cuerpo durante un periodo largo de estrés.

3ª Agotamiento: Si el cuerpo atraviesa exitosamente las primeras dos etapas, entrará a la siguiente etapa: agotamiento. Este es el momento en que el cuerpo fatigado se vuelve a recargar.

¿Cuándo el Estrés se Convierte en un Problema?
Combatir la ansiedad es una necesidad en nuestro acelerado mundo. Horarios apretados, intensos embotellamientos de autos, problemas monetarios, relaciones difíciles mantienen a la gente en estados de estrés crónico.

El estrés se convierte en un problema cuando una persona experimenta un sentido de peligro prolongado. Durante los periodos de Pelear o Volar y de Resistencia, el cuerpo produce muchas y muy útiles hormonas. Sin embargo, cantidades excesivas de estas mismas hormonas pueden provocar efectos dañinos en el cuerpo. Por ejemplo, la adrenalina (la adrenalina, también llamada epinefrina en su sustitutivo sintético, es una hormona vasoactiva secretada en situaciones de alerta por las glándulas suprarrenales. Es una monoamina catecolamina, simpaticomimética derivada de los aminoácidos fenilalanina y tirosina) ayuda a generar energía durante periodos estresantes. El uso de la adrenalina produce el debilitamiento del corazón. El cortisol y la vasopresina, ambos segregados durante la etapa de resistencia, elevan la presión sanguínea y el nivel de azúcar en la sangre y podría estrechar las paredes arteriales al aumentar las plaquetas en la sangre.

Durante el estrés prolongado, el cuerpo rara vez tiene tiempo para recargarse. El cuerpo permanece en un ciclo de pelear-huir-resistir, con poco o ningún tiempo para descansar. Esto afecta el ciclo de sueño del cuerpo, incrementando la fatiga corporal y disminuyendo la restauración total.

Síntomas
Combatir la ansiedad comienza con la comprensión de los síntomas del exceso de estrés. Estos síntomas incluyen: agotamiento, problemas de sueño, dolores de cabeza tensionales, preocupación constante, ojeras, problemas intestinales, baja de defensas, irritabilidad o explosiones de ira, falta de concentración y más.

Si tú piensas que estás experimentando síntomas de ansiedad, concreta una cita con un profesional de la salud, él o ella podrán diagnosticarte ansiedad evaluando tu historia médica y personal. Lidiar con la ansiedad es más fácil cuando tienes ayuda.

Pasos para una Existencia Libre de Preocupaciones
Combatir la ansiedad implica que una persona se comprometa activamente en hacer cambios positivos. Hay pasos que se pueden tomar para encontrar seguridad en un mundo lleno de preocupaciones.

Combatir la ansiedad y el estrés incluye los siguientes pasos:

    * Ríe: No te tomes tu vida tan seriamente. El sentido del humor ayuda a sobrellevar las preocupaciones al distraer la mente. La risa también produce enforfinas, las cuales disminuyen el dolor y dan un sentido de relajación y gozo. Cuenta un chiste, mira una comedia y ríe cuando el desastre te ataque. Te sentirás mejor con una sonrisa en tu cara. La Biblia dice: “El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate” (Proverbios 15:13).

    * Haz planes: La preocupación no resuelve nada. No puede cambiar las situaciones ni los resultados. La única forma en la que ocurre el cambio, es a través de la acción. En lugar de preocuparte, toma el control actuando en busca de un cambio. ¿Preocupado por el dinero? Crea e implementa un presupuesto o busca consejo de un profesional de las finanzas. La productividad crea una atmósfera positiva de cambio que la preocupación no puede alcanzar y hace llevadera la ansiedad. La Biblia dice: “Y volviendo en sí dijo: ¡Cuantos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre… Y levantándose,  vino a su padre” (Lucas 15:17-20).
    * Busca ayuda profesional: Tener a alguien con quien conversar de tus preocupaciones, puede ayudarte a liberar ansiedad. Un buen consejero escuchará atentamente y te permitirá descubrir tus inquietudes. Juntos, pueden crear medios productivos para manejar el estrés, de tal manera que te puedas sanar, emocional y físicamente. La Biblia dice: “Mejor son dos que uno, pues reciben mejor paga por su trabajo. Porque si caen, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del que está solo! Cuando caiga no habrá otro que lo levante" (Eclesiastés 4:9-10).

     - Cede el control: Después de decir “vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas” (Mateo 11:28), Jesús exclamó: Acepten el yugo que les pongo.  La razón del por qué te cansas tanto, la razón de por qué estás sobrecargado, es porque piensas que debes estar en control de todas las cosas.  Tal vez dices: “Todo depende de mí, yo debo tirar las cuerdas, tengo que hacer que las cosas funcionen.  Yo debo estar en control”. ¡Mal, mal, mal! Depende de Dios que las cosas funcionen.  ¡Debes aprender a ceder el control! Mientras más grande sea tu necesidad de controlar las cosas más proclive serás a la sobrecarga y al stress.  Debes volverte a Jesús y darle el control a Él.

     - Aprende una vida sencilla: Mateo 11: 29 nos dice: “Aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso”. Jesús es nuestro modelo  de una vida con propósito y paz. Tienes que aprender a vivir de otra manera, tienes que aprender a vivir como Jesús, sin estrés. El estrés te está matando de apoco y también te puede matar de repente.  Una vida sencilla es la solución, sin preocupaciones, pero sí con ocupaciones. Una cosa es vivir preocupado, otra es vivir ocupado. Nuestras vidas deberían ser más sencillas, sin tantas complicaciones, sin deudas por pagar, ni muchos compromisos que atender. Eclesiastés nos enseña: “Dios creó al hombre sencillo, pero éste se complicó la vida” (traducción directa del hebreo al español).


[1] Círculo Light: Corriente del pensamiento contemporáneo de la ley del menor esfuerzo. La tendencia Light viene desde la antigua Grecia, particularmente del Hedonismo (el trabajo es inmoral, lo placentero es bueno)

IQUIQUE – Pridemi 2011
Igl. De Dios, Territorio Norte Grande - 21 al 25 de junio
Profesor: Gabriel Gil Arancibia. Mtr. en teología, Director Nacional de Educación Teológica IDD – Chile

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