jueves, 17 de noviembre de 2011

Pastoral de la Niñez y Adolescencia

La infancia en una sociedad sin desarrollo verdadero
Por Rodrigo Arriagada Holuigue
El falso desarrollo, en el que se ve envuelta América Latina y Chile y la desigualdad en la cual estamos sumidos, tiene al vulnerable sector de la infancia sufriendo las consecuencias del capitalismo. La mitad de los menores de 18 años de américa latina viven en condiciones de pobreza[1] y no conocen las virtudes del desarrollo económico que ostentan los conglomerados con sede en distintos países, que, en su afán de tener un progresivo crecimiento económico y de la poca regulación de sus actividades crean condiciones de vida inhóspitas para la sociedad. No sólo económicas sino de la cotidianidad, en el transporte, en el aire que se respira, en la comida que nos alimenta.

Así, hoy en día el trabajo infantil, para salir un poco de esta salvaje realidad, en el sector rural de nuestro país es una realidad donde las clases terminan en octubre para dedicarse al trabajo para el sector exportador, a una paga usurera y en condiciones de trabajo de esclavismo. Vivimos en el siglo XXI con más esclavos que en el siglo XIX y con menor protección a la infancia a pesar de que un país como Chile tiene un crecimiento de un 7 %. Se puede hablar de desarrollo acaso en un sistema en el que desde la educación y las condiciones de vida básica de un niño no son solventadas por las desigualdades que permite el Estado y donde los sistemas de protección y bienestar infantil han ido poco a poco privatizándose y siendo cada vez minoritarios?

La sensación de un día normal de un niño en Santiago por ejemplo, ni siquiera en condiciones de extrema pobreza y vulnerabilidad, sino sólo que no pertenece a la clase alta, es decir, casi todos los niños, van a escuelas donde reciben un trato mediocre, pasan mínimo dos o tres horas diarias en una micro donde apenas se puede respirar y aspiran a ser profesionales para estar endeudados toda la vida.

Todo es un bien de mercado, todo está centrado en ese abstracto y en el dinero abstracto y en el pérfido desarrollo de los grupos económicos dominantes, que no atienden ni siquiera a la tributos miserables que lo obliga el Estado, así el momento histórico de nuestros niños, envueltos de una u otra manera en esta coyuntura y siendo pasible de todo los males a consecuencia del capitalismo, cómo puede existir un bienestar infantil en una sociedad que basa todas sus mediciones en abstractos que no atienden a la cotidianidad de sus niños, y aún más como librar de las garras del cóndor estatal a los niños cuya vulnerabilidad es también social, económica, familiar, total?

En chile existen herramientas que deben su poca efectividad al mismo que la educación, la constitución de 1980.  El SENAME, fue el comienzo de la irrupción de la desestatización de los servicios de menores, en 1980 bajo la dictadura de Pinochet, reemplazando al Consejo nacional de menores para 1987, el momento en que el horroroso régimen estaba terminando, ya prácticamente toda la atención del servicio de niños estaba en manos de privados. Esto paralelamente a la privatización de las escuelas y la actual debacle del sistema de educación pública generó una ausencia total de aquello que llaman desarrollo en nuestros niños, educándose en un sistema cada día más decadente y con servicios dedicados hacía ellos que no escapan a esa realidad.

El capitalismo y la consiguiente desregulación del estado fomentó el descuido de la infancia de la sociedad, tendiendo cada día a nuevas alternativas antitéticas y que su fin fuese de acuerdo a sus objetivos y no sus objetivos medios para otros fines monetarios. Así nacieron las Organizaciones no gubernamentales dedicadas a la infancia, cuyo trabajo ha sido permanente pero insuficiente y que no tienen el alcance que debiese tener el SENAME, cuyas carencias evidentemente son tapadas dando dinero a iglesias para niños y fomentando otras obras de caridad como la teletón que se preocupan del bienestar de los niños, ejes que son fundamentalmente un encubrimiento del desinterés del Estado hacía la Sociedad Civil y que sirven también para la evasión legal de impuestos de las grandes empresas, dándole así un carácter caritativo al capitalismo, cuando lo que ha hecho es destruir el bienestar del niño con la violencia de un pedófilo.

Así el SENAME se ha convertido en una verdadera cárcel de niños y un verdadero motor de delincuencia juvenil en vez de un sustento a otra posibilidad de ser y de co-habitar del niño.

Así las cosas, habiéndose convertido el estado en garante de nada y la Iglesia en uno de las organizaciones que genera mayor desconfianza en el cuidado de esto debido a la cosntante cantidad de abusos sexuales contra menores, la sociedad civil y la autogestión de las comunidades para combatir estos focos ante el capitalismo se hace un factor fundamental, dándole a la organización sindical en grupos de trabajadores tanto como a las uniones portuarios o juntas vecinales una primacía, puesto que ellos ven a sus hijos y a los hijos de sus vecinos sufriendo las consecuencias y es de su misma experiencia del salvaje capitalismo del cual suelen salir adelante. Así, estas organizaciones podrán también ser un factor de presión contra el Estado o la Iglesia o la Escuela o quien sea que pase a llevar los derechos del niño.

Sobre esto, el rol de la escuela y del profesorado adquiere una necesidad fundamental, pues los poderes que antaño cuidaban de las otras necesidades de los niños hoy pasan a las manos del profesor y de la relación de este con la comunidad en la que se establece su educar.

Así el profesor y el impacto social que posee debe, al parecer, entrar en relación con las organizaciones vecinales y entre ellos crear un contacto que refuerce ante la vulnerabilidad y descontento que ha creado el sistema dominante en los niños, estableciéndose como un poder político respecto de las situaciones diarias que el niño confronta.

Así niño y niña unen un conjunto político basado en la igualdad y la diversidad que converge en la escuela y que atiende a las necesidades éticas del espacio común y no a una caridad malinterpretada por los poderes dominantes, incluyéndose al niño como un sujeto social y político cuyo experienciar es valorado y tiene sentido en sí en la sociedad.

Y que fuerza al crecimiento económico a fijar sus ojos en él en esta dinámica del desarrollo, que sólo será posible una vez que este pensado en el individuo y el mejoramiento de su calidad de vida.

Holuigue, Ciudad Universitaria, 2011.

[1] Donde el 45 % de los habitantes de America Latina es menor de 18 años, Crisis y perspectivas del Bienestar Infantil en Latinoamerica.

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