sábado, 21 de enero de 2012

Pastoral: ¿Te resulta difícil Perdonar?

Qué difícil resulta en ciertos momentos perdonar, pero el texto de hoy nos señala varias pautas para poder ejercitar esta disciplina en nuestras vidas; tengamos presente que Cristo enseña que solamente perdonando el Padre también lo hará con nosotros de la misma manera.

Saludos y bendiciones

José Luis

¿Te resulta difícil perdonar? 

Mateo 6:9-15
"Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas."


Cuando sus discípulos le pidieron al Señor que los enseñara a orar, él les respondió con esta oración. En esta oración modelo, Jesús se refirió a varios aspectos a tener en cuenta cuando oramos: nos habla de alabar y santificar el nombre de nuestro Padre que está en los cielos, de someternos a su voluntad, de pedir la manifestación de su reino, de pedirle nuestro diario sustento, pedirle que perdone nuestros pecados, y que nos libre de todo mal. Y de todas, la única petición que está sujeta a ciertas condiciones es precisamente la del perdón. Dice: “perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores.” Y aún más, después de terminar esta oración, Jesús volvió a insistir sobre la necesidad de perdonar, diciendo: "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas."

Está bien claro en la Palabra que los cristianos debemos perdonar, pues es la voluntad de Dios. Pero una cosa es saberlo, y otra es llevarlo a la práctica. Cuando hemos sido heridos o cuando alguien que amamos ha sido maltratado, ¿cómo podemos perdonar? Por regla general, todos entablamos una lucha interna a la hora de perdonar. Y a veces, aún cuando pensamos que hemos perdonado, sentimos el sentimiento de rencor resurgir en algún momento. El perdonar no es un simple acto, sino un proceso continuo. Necesitamos perdonar la misma ofensa una y otra vez hasta que la amargura y el resentimiento desaparezcan totalmente de nuestro corazón. Nuestra meta debe ser que seamos capaces de perdonar profunda y completamente, como lo hizo el Señor con nosotros. Así nos dice el apóstol Pablo en Colosenses 3:13: "De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros." Si tú eres capaz de poner a un lado tu ira y tu odio en un acto decisivo de perdón, regocíjate porque tú has sido bendecido. 

Debemos tomar la decisión de seguir practicando el perdón hasta que logremos alcanzar esa meta. Pero tenemos que estar consientes de que no podremos lograrlo sin el poder del Espíritu Santo manifestándose plenamente en nuestras vidas. Cuando Esteban estaba siendo apedreado por un grupo de enfurecidos judíos, justo antes de morir, "puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado." (Hechos 7:60). Esto fue posible porque Esteban estaba “lleno del Espíritu Santo”, dice la Biblia en Hechos 7:55. Esta es la única manera de lograr que los resentimientos y las raíces de amargura dejen de existir en nuestros corazones, podamos perdonar a los que nos han herido y seamos totalmente libres. 

Busca el rostro del Señor en oración cada día y pídele que limpie tu corazón de todo rencor y lo llene de su amor perdonador. Si de verdad lo deseas, el Espíritu Santo te ayudará a perdonar y te sentirás libre de una gran carga.

ORACION:
Bendito Dios, te ruego que tu Santo Espíritu arranque las raíces de amargura y el resentimiento de mi corazón y las reemplace con tu amor y tu misericordia, de manera que yo pueda perdonar totalmente a los que me han herido. En el nombre de Jesús, Amén.

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