martes, 23 de agosto de 2011

Pastoral: ¿Estás esperando un milagro?

Muchas veces necesitamos un milagro, ¿qué es eso?; la respuesta es, nosotros haciendo lo posible, Dios haciendo lo imposible, el lugar donde se encuentran genera cosas eso maravilloso que llamamos milagro.

Saludos y bendiciones

José Luis
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¿Estás esperando un milagro?




Génesis 1:1-5
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.”

¿Has pensado alguna vez mientras contemplas un precioso día soleado con un cielo azul sin una sola nube, que hubo un tiempo que lo único que había era un enorme vacío, desorden total y profundas tinieblas que lo cubrían todo? El pasaje de hoy nos cuenta que “en el principio creó Dios los cielos y la tierra.” Pero antes que el Señor hablara ordenando a lo que no era que fuese, sólo existía un inmenso espacio vacío y sin forma.

Cuando ves un árbol frondoso y lleno de deliciosas frutas, ¿acaso viene a tu mente que todo comenzó de una pequeña semilla que estaba inerte enterrada en la tierra? ¿Has pensado en ese bebé que surge a la vida después de nueve meses en la oscuridad del vientre materno? Y por encima de todas estas maravillas, el más grande milagro de la historia de la humanidad: la resurrección de Jesús, a quien Dios levantó de la fría y oscura tumba para traer al mundo su luz redentora, como dice Hebreos 13:20: “Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno.”

Cuando el rey Nabucodonosor mandó que los tres jóvenes judíos (Sadrac, Mesac y Abed-nego) fueran echados al horno de fuego ardiendo por no adorar la estatua de oro (Daniel capítulo 3), no había desde el punto de vista humano, la más mínima esperanza de que sobrevivieran. Sin embargo, el ángel de Jehová entró junto con ellos al horno y los sacó completamente ilesos, y ni siquiera olor de fuego tenían. (Daniel 3:27). Cuando Daniel, injustamente fue echado al foso de los leones, todo parecía indicar que ese sería el final de su vida. Pero al día siguiente, cuando el rey Darío se acercó al foso, y llamó a voces a Daniel, éste pudo contestarle: “Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo.” (Daniel 6:22).

La Biblia está llena de historias como éstas de hombres y mujeres que, habiéndose encontrado en situaciones extremadamente difíciles, humanamente imposibles de resolver, pusieron su confianza en Dios y al final salieron triunfantes. Dios ha prometido estar con sus hijos siempre, cualesquiera fuesen las circunstancias. Y él es fiel para cumplir lo que prometió, dice Hebreos 10:23. Y en Josué 21:45 la Biblia dice: "No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió."


¿Estás en medio de una situación que parece no tener solución? ¿Te han dicho los médicos que tu enfermedad o la enfermedad de un ser querido es incurable? Si es así, ¿estás esperando que Dios haga un milagro? ¿Crees tú de todo corazón que Dios puede cambiar las circunstancias negativas que te rodean y convertirlas en bendición para tu vida?

Si Dios pudo crear el universo entero de la nada, él puede tomar los espacios vacíos de tu vida y crear algo maravilloso. Si el Señor pudo sanar leprosos, paralíticos, ciegos y todo tipo de enfermos en aquellos tiempos, hoy puede sanar cualquier enfermedad aunque para la ciencia no sea posible. Si Dios pudo levantar a su Hijo de los muertos, puede también resolver la situación más difícil en la que puedas encontrarte, “porque nada hay imposible para Dios”, dice Lucas 1:37.

Mantente en una actitud de fe confiando plenamente en el poder y el amor de Dios. Descansa en sus promesas, cree en ellas de todo corazón y espera en el Señor. Sigue el consejo de David en el Salmo 37:5: “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará.”

ORACION:
Bendito Padre celestial, ayúdame a confiar en ti plenamente. Por favor quita toda duda y temor de mi mente y hazme ver que tú puedes abrir caminos donde parece que ha llegado el final. Entrego en tus manos esta situación y espero en ti. En el nombre de Jesús, Amén.

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